No deja de ser difícil rescatar a las palabras la profundidad y complejidad que estos cantos conllevan, no es de extrañar si nos fijamos en que nuestro mundo se empeña en una restructuración drástica de los símbolos y los mitos, los cuales recaen ahora sobre las figuras simplificadas de los objetos del mercado, por muy global y post-todo que este sea, lo único que importa es lo que se vende y los estilos de vida que se asocian a esto.
Así, casi sin querer, estamos olvidando, dando la espalda, a todas las formas de cultura que nos son extrañas, o sea, que no entran en el juego de mercaderes, culturas de las que seguro tenemos mucho mas que aprender de lo que suponemos o imaginamos.
En este caso, es triste observar como una tradición milenaria de chamanismo, sabiduría, arte y formas de estar ante el mundo, en definitiva, se está perdiendo para siempre, infectada de Occidente.
Sigamos soñando con un mundo complejo y vivo, donde no tenga que extinguirse ninguna visión.
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